La ironía cancela los obstáculos que bloquean los caminos hacia el valor autentico. El relajo embrolla las vías, los valores y las situaciones, nos encierra en una inmanencia de facilidad ruidosa que oscurece la autenticidad del valor e incluso hace dudosa su existencia. Con ello cierra los canales que comunican la inmanencia de la situación trascendencia del valor y promueve una atmosfera de clausura e incomunicación.
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